Gracias porque llegaste justo cuando más te necesitaba de tu presencia y de tu amor,
no como una casualidad, sino como una consecuencia de mi vibración y mi sintonía con el Universo,
el cual me ha bendecido con tu aparición.
Gracias porque has honrado el pacto que hicimos más allá de las estrellas encontrándonos aquí y ahora,
para amarnos en este plano material;
si, ya sé que no es perfecto,
pero hemos venido para pulir cual diamante nuestras almas y nuestro amor.
Sé que no todo será fácil, no todo será hermoso o dulce por si mismo, pero sé también que si estás aquí es porque eres consciente de ello,
por lo que, al igual que yo lo hago, aceptas la responsabilidad de asumir está unión marcada por nuestra legítima voluntad de cruzar esta vida con todo lo que tiene para cada uno como individuo,
y para los dos como pareja.
No me perteneces, no te pertenezco, pero por decisión libre y propia nos amamos y eso hasta para fortalecernos y sabernos uno en el otro, sin apegos dolorosos que nos impidan crecer juntos.
Respetaré tu personas, tus creencias, tus penas y alegrías, y estaré ahí, junto a ti, con una palabra de aliento o silencio cómplice.
Con un abrazo lleno de ternura o en la lejanía, si es lo que quieres. Pero siempre junto a tu corazón.
Por último quiero que sepas, que aunque nunca estuvieres presente de manera física, siempre te sentiré conmigo, porque venimos de una sola entidad,
etérea, perfecta, única, indivisible, y así como una vez nos separamos en el deseo de vivenciar la existencia en este plano,
de la misma manera, algún día, seremos uno de nuevo.
Y mientras nos reunimos, te envío mía mor incondicional, mi deseo de tenerte a mi lado en paz y en luz,
y desde luego, y asumiendo las muy terrenales costumbres del cuerpo físico, un enorme beso, en el que deposito con amor todo lo que mi alma siente por tí.
Un beso lleno de amor y de luz, para que nunca olvides que aquí estoy.